En el artículo anterior abordé la clasificación de las regiones chilenas que se dedican al vino, pero es esencial abordar una clasificación nacida para una mejor comprensión del consumidor final, aunado a ciertas menciones en el etiquetado de los vinos chilenos.
Existe una nueva clasificación de vinos en chile por su tipo de clima que se desglosa de la siguiente manera:
Andes: Los Andes, la cordillera más larga del mundo, sin duda es uno de los factores que define la geografía de Chile creando una frontera natural oriental que se extiende desde el desierto seco del norte hasta el exuberante desierto del sur en la Patagonia. Con suelo sedimentario y brisa fresca de la montaña que se transporta desde una gran altura para descender hasta el valle; La cordillera de Los Andes proporciona frescor, control de temperatura y regulación solar. Dichos efectos climáticos ayudan a las vides a tener un proceso de maduración pausado, conservando la acidez en los frutos, generando vinos de muy buena acidez natural, excelente coloración y equilibrio.
Costa: la brisa fresca del Océano Pacífico al chocar con el vigorizante viento de la Cordillera de los Andes genera un particular y benéfico clima fresco en el área de la Costa, donde las variedades de vino blanco de Chile y tintos de climas fríos encuentran su punto óptimo de maduración. Gracias a la influencia de la corriente marítima de Humbold se produce un fresco entorno natural para la vitivinicultura que, acompañada de la mineralidad de los suelos y la presencia casi constante de niebla matutina, permite una lenta maduración de las uvas dando por fruto vinos extremadamente complejos y elegantes, con tintes minerales presentes y una alta acidez natural.
Entre Cordilleras: la vibrante viticultura de Chile se ha concentrado históricamente en el Valle Central, una larga franja de tierra enmarcada por los Andes hacia el este y las montañas de la Cordillera de la Costa hacia el oeste que encapsulan a «entre cordilleras» ofreciendo una multitud de terruños marcados por un clima mediterráneo, alta radiación solar, suelos sedimentarios y presencia de noches frías, que fomentan una vitivinicultura muy sana y la gestación de vinos tintos profundos y de carácter.
Desde 1995 se reguló la zonificación vinícola de Chile, clasificando sus vinos bajo: Denominación de Origen, sin Denominación de Origen y vinos de mesa. Según estas categorías, al embotellarlos las etiquetas podrán hacer mención bien a la zona, la vid, o año de la cosecha, la zona se podrá mostrar siempre que se cumpla que tenga mínimo un 75% de uvas de esa zona indicada para su elaboración.
Menciones en el etiquetado.
En la etiqueta de un vino chileno es posible encontrar varias menciones, que ordenadas de menor a mayor categoría, son las siguientes:
Superior: vinos de características organolépticas distintivas y propias.
Reserva o Reservas: tienen una graduación alcohólica de al menos 0,5 grado superior al mínimo legal, constituyendo un producto de características organolépticas distintivas y propias, que podrá ser objeto de tratamiento con madera.
Reserva Especial: con una graduación alcohólica de al menos 0,5 grado superior al mínimo legal, constituyendo un producto de características organolépticas distintivas y propias, que ha sido objeto de tratamiento con madera.
Reserva Privada: tienen una graduación alcohólica de al menos 1 grado superior al mínimo legal, constituyendo un producto de características organolépticas distintivas y propias, que podrá ser objeto de tratamiento con madera.
Gran Reserva: para vinos que tienen una graduación alcohólica de al menos 1 grado superior al mínimo legal, constituyendo un producto de características organolépticas distintivas y propias, que ha sido objeto de tratamiento con madera. También se podrá indicar una de las siguientes otras menciones complementarias de calidad, siempre y cuando, no se haya indicado ninguna del inciso anterior:
Clásico: vinos que proceden de algunas de las variedades tradicionales, Cabernet Sauvignon, Merlot, carménère, Cot, Syrah, Chardonnay, Sauvignon Blanc, Sauvignon Gris y Sauvignon Vert que integren la mezcla al menos en un 85% de su composición total, dándole características organolépticas distintivas y propias.
Noble: para vinos que tienen una graduación alcohólica total de al menos 16 grados, los cuales han sido obtenidos de uvas afectadas por pudrición noble.
Grand Cru: mención que debe usarse conjuntamente con la Denominación de Origen que corresponda, tratándose de un vino de buena calidad.
Varietales.
Las variedades de uva más importantes en chile son, en las blancas:
Sauvignon Blanc
Chardonnay
Moscatel de Alejandría.
Para las tintas:
Cabernet Sauvignon
Merlot
Syrah
Pinot Noir
Carménère.
Carménère es un estandarte chileno ya que es el único sitio del mundo donde esta cepa sobrevivió a la filoxera y a día de hoy une los esfuerzos de los viticultores y enólogos para crear un vino de esta variedad como representante del país, algo propio e inconfundible. Se dio por extinguida tras la plaga de la filoxera, hasta que fue redescubierta en Chile (donde era confundida con la uva Merlot) en el año de 1994 la Carménère fue redescubierta en Viña Carmen (Chile) por el ampelógrafo francés Jean-Michel Boursiquot.
En Chile suelen ser vinos varietales tanto los tintos como los blancos, aunque sin lugar a dudas son los Cabernet Sauvignon chilenos los vinos que más están llamando la atención a nivel internacional.
De hecho, es importante recalcar, que incluso uno de los mejores y más famosos catadores, Master of Wine desde el 2017, Alistair Cooper, ha centrado su atención en los vinos latinoamericanos desde hace 10 años. Es fundador de un sitio web oficial sobre el vino latinoamericano, traducido en 3 idiomas, español, inglés y portugués. Él ha indicado que el crecimiento del sector en América Latina es notable, y mucho de este crecimiento se debe a los vinos chilenos.
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