Una mirada a su legado, presente y futuro.
El vino mexicano no figura como un fuerte exponente en el mercado global a pesar de haber surgido como primer productor de vino del Nuevo Mundo. Hoy en día, si viene siendo cierto, que se ha visto un gran incremento en el número de litros consumidos de vino per cápita y existen grandes galardones a vinos mexicanos, la industria vitivinícola aún no encuentra un punto de unión para explotar el gran potencial que tiene.
Para comprender al vino en México, es necesario situarse en el origen de la elaboración de vino en América que se remonta al año 1536 con la siembra del primer viñedo en Puebla, México.
Fueron años muy buenos para los vinos de la Nueva España (actualmente México), a grado tal que en 1595 el Rey Felipe II prohibió la elaboración de vino en la región para evitar que los vinos españoles mermaran su crecimiento.
Entre 1600 y 1824, la elaboración del vino sólo estaba permitida en las misiones que hacían vino con fines religiosos. Lo único que queda de esa época es un viñedo instaurado en la Hacienda de San Lorenzo en Parras, Coahuila que lleva por nombre Casa Madero y ostenta el título de la vinícola más antigua de América ya que fue fundada en 1597 y no ha interrumpido su producción desde ese entonces.
México independiente
Varios sucesos no permitieron crecer al vino mexicano, entre ellos la guerra de independencia, periodo en el cual se destruyeron la mayoría de los viñedos del centro del país.
Por otra parte, la llegada en 1906 de los rusos al Valle de Guadalupe, Baja California, permitió una mejora en las técnicas agrícolas de la vid lo cual, en conjunto con la prohibición en Estados Unidos, dieron inicio a una nueva era en la cultura del vino mexicano.
Entre 1888 y 1951 nacieron bodegas importantes como Santo Tomás, L.A. Cetto y Pedro Domecq. Sin embargo, 1973 marcó un parte aguas para la industria vinífera con el liderazgo de José Milmo Garza, quien es considerado el padre de la enología mexicana, y el nacimiento del Programa Nacional Vitivinícola que triplicó la producción de vino en 10 años.
Era moderna
México ya producía vinos en gran cantidad, pero no centraba el esfuerzo en incrementar la calidad. En contra parte, en 1988 inicia labores Monte Xanic con una visión distinta al elaborar vinos enfocados en la calidad y el mercado boutique dando pie a la era moderna de la vitivinicultura.
Sumado a esto, en 2004 es fundada “La Escuelita” por Hugo D’Acosta cuyo objetivo es capacitar y proveer de un espacio lúdico para el profesionalismo de la elaboración de vinos. Hoy en día, este recinto ha visto pasar a la mayoría de los mexicanos que se dedican a la vitivinicultura.
El vino mexicano hizo su primer salto en el mercado internacional en 2011 al obtener varios premios en el Concurso Mundial de Bruselas, desde entonces, año con año no ha dejado de figurar en los galardones mundiales.
En cifras
Actualmente en México, el terreno de uva para vinificar corresponde a 6 mil 474 hectáreas, lo cual se traduce en una producción de 2 millones 400 mil cajas de vino al año (404 hL.), elaboradas por 230 bodegas y 400 etiquetas diferentes que solamente se ven reflejados en el 30% del consumo total mexicano que anualmente es de 960 ml. per cápita[1].
Este último dato no es de sorprender, ya que no se compara con los números de Italia, Francia y España quienes son los mayores productores mundiales con 48,5, 46,4 y 40,9 millones de hL., respectivamente[2]. Por si fuera poco, el precio de los vinos en México tiene un 42.5% de su origen en pago de impuestos, los cuales corresponden 16% al IVA y 26.5% IEPS, este último con un próximo incremento al 30%.
El futuro
Los estados productores de vino en México son:
Baja California (70% producción total)
Sonora
Chihuahua
Coahuila
Zacatecas
San Luis Potosí
Aguascalientes
Guanajuato
Querétaro
Puebla
Nuevo León
Guadalajara
Durango
Tlaxcala
A pesar de que Baja California representa la mayor parte de la producción, actualmente se están viendo nacer proyectos interesantes como es el caso de Querétaro, cuyo suelo y clima son apropiados para la elaboración de vinos blancos, rosados y espumosos de gran calidad.
En adición, el estado de Aguascalientes está retomando la fuerza que tenía en la época colonial y no sólo ha albergado eventos de talla mundial como el Concurso Mundial de Bruselas, si no que apunta a los vinos de garaje, es decir, de pequeñas producciones, cuya relación precio calidad proyecta a buen camino.
Para concluir, no me queda más que invitar al lector a consumir más vinos mexicanos ya que con esto se fortalecerá la industria repercutiendo en la disminución de impuestos y una cultura del vino que genere consumidores más exigentes y producciones de mayor calidad.
[1] Fuente: datos 2018 Consejo Mexicano Vitivinícola.
[2] Fuentes: datos 2018 OIV.
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