El Caribe contra la vieja escuela.
Se dice que en gustos se rompen géneros y en cuanto a la elección de destilados existe toda una gama amplia para poder elegir dependiendo del paladar y humor de cada uno de los consumidores. Dentro de esta amplia gama encontramos a dos de los alcoholes más vendidos y entre los que existe una gran rivalidad: el ron y el brandy.
Primero que nada, se debe comprender que la elaboración de estos destilados parte de productos primarios distintos. Por un lado, la fermentación de la uva y su posterior destilación son lo que le brinda al brandy su esencia, y por el otro, el uso de la melaza y los residuos que quedan de la extracción del azúcar de caña, (que también se fermentan) para su posterior destilación, dan origen al ron.
Cuando se habla de ron y brandy no sólo nos enfrentamos a productos iniciales distintos, sino también a métodos de elaboración y añejamiento particulares.
Es imposible conseguir un brandy de color blanco o plateado puesto que éste tiene un envejecimiento en barrica de carácter forzoso, contrario al ron, que podemos encontrar en versión joven de característico color blanco o en su versión envejecida, con colores que van desde el caramelo hasta el café obscuro.
Algunos consideran al ron cómo una bebida de baja categoría ya que está hecha a partir de un desecho industrial, sin embargo existen destilados caribeños de gran calidad que merecen beberse derechos y acompañados de un buen tabaco, (siendo el caso de los envejecidos en barrica). La calidad del ron siempre vendrá de la mano de su lugar de origen ya que el Caribe lleva gran delantera en la elaboración de este destilado.
En el caso del brandy se deben de tomar en cuenta dos factores al momento de su elección: su lugar de origen y de añejamiento. Los espirituosos que cuentan con una D.O.E., cómo es el caso del Brandy de Jerez, del Brandy de Penedés, del Coñac y del Armagnac, siempre serán superiores por la calidad y estricta regulación de sus ingredientes y métodos de elaboración; su añejamiento va desde los V.S. con un envejecimiento mínimo de tres años, hasta los Hors d’Age que llegan a permanecer diez años en barrica de roble francés.
Al momento de elegir sugiero pensar en el fin que tendrá el destilado, si éste será usado para mezclar, es mejor utilizar un ron o brandy de los llamados de “batalla” que son baratos y su personalidad no pulida hacen que no se pierdan con la mixtura de sodas o jugos, pero de tratarse de un evento especial, recomiendo considerar un buen brandy envejecido mínimo por 10 años a degustarlo derecho, como por ejemplo, Byass 12 por mencionar uno.
En conclusión, existe un amplio catálogo para elegir el espirituoso que mejor se lleve para la ocasión y el paladar. Lo importante es poder discernir entre las diferencias de elaboración y de materia prima con las que se elabora cada destilado para tener un mapa mental de lo que podremos degustar al momento de tomar esa copa, la cual recomiendo que sea una copa coñaquera o globo para degustar derechos tanto el ron como el brandy.