La práctica de servir el vino por copas cada vez se extiende más, ya sea para consumo en casa o en algún restaurante o bar.
Se dice que, una vez descorchado un vino, su vida no supera unas cuantas horas; la acción del calor y la influencia ambiental hace que pierda la solidez y equilibrio que lo caracteriza. No obstante, en respuesta a la demanda de este producto, se han implementado en el mercado soluciones innovadoras que dan una respuesta satisfactoria a este dilema.
Una alternativa a la hora de guardar el vino de una botella abierta es utilizar una botella más pequeña, siempre buscando que el vino tenga menos contacto con el oxígeno.
Tapón con bomba vacío para vino.
Este método es el más sencillo y económico al que se puede acceder ya que basta con invertir en unos tapones de goma especiales que se conectan a una bomba de vacío (ya sea manual o mecánica), la cual extraerá el oxígeno que hemos dejado dentro de la botella para poder brindar un sellado que extenderá la vida útil del vino.
Posterior a dejar la botella media vacía sellada con el tapón, recomiendo colocarlo en el refrigerador en la parte de la puerta para que no exista un exceso de frío. Con este método se puede destapar y volver a sellar las veces que sea necesario.
Desafortunadamente, los sistemas que acabamos de mencionar no funcionan para los vinos espumantes. La bomba extractora de aire, por ejemplo, quitaría las burbujas del vino dejándolo desvanecido. Si estás pensando en beber una copa y no la botella completa, tu mejor opción es usar un tapón de Champagne. Son muy económicos y podrían conservar las burbujas de tu espumante hasta por 5 días. También considera mantener tus espumantes en un lugar oscuro, pues son mucho más sensibles a la luz que los vinos tranquilos, y podrían cambiar de color como de sabor.
Inyección de gas inerte.
Una opción moderna pero costosa, es el uso de dispositivos que no necesitarán de retirar el corcho para servir el vino y reemplazará el líquido vertido por un gas inerte que no cambia las propiedades organolépticas del líquido.
Coravin es la marca más famosa de este tipo de artefactos y consiste en una aguja que perfora sin dañar el corcho y una serie de cápsulas intercambiables que inyectan gas argón a la botella (aún cerrada) que reemplaza el vino extraído para poder conservar bien el vino restante.
Enfriadores.
Aunque una cava de vinos pueda mantener diferentes temperaturas a diferentes niveles, lo aconsejable es tener uno para cada tipo de vino, bien sean tintos, bien blancos o rosados; pero esto cuesta.
Existen soluciones en el mercado para este problema, los enfriadores. El buen uso de esta maquinaria nos permitirá garantizar las temperaturas de servicio del vino, y no sólo del blanco, sino también del tinto, más caro y consecuentemente de mayor exigencia por parte del cliente.
Pero ninguna de estas medidas es definitiva. El vino, una vez abierto, suele durar menos de lo que nos imaginamos: como media unos dos o tres días, un poco más si disponemos de un tapón de vacío.
De una manera muy general podríamos decir que, una vez abierta la botella la durabilidad de los vinos es:
Vino blanco y vino rosado durarán unos 3 días.
Vino tinto joven puede durar hasta 1 semana porque se oxida con mayor lentitud que el vino blanco. Cuantos más taninos tenga el vino, más durará la botella abierta.
Vino tinto envejecido durará unos 10 días.
Vino espumoso, entre 24 y 36 horas si cuenta con un buen tapón para espumosos.
Si el vino ha sido decantado, se debe beber cuanto antes porque ya ha tenido su buena dosis de oxidación. Un vino oxidado es un vino que tiene mal aroma y mal sabor. No necesitas ser un experto para reconocerlo: lo notarás en cuanto lo pruebes.
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