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Foto del escritorOlavi Luna

El toscano viejo y cansado.



Viejo en los viñedos de la toscana

El saber el momento preciso en el cuál un vino expresará su mejor aroma y gusto es más bien una labor de prueba y error. Con ciertas bases puedes hacer una apuesta más segura, pero sin duda, descorchar un vino siempre será una apuesta.

 

Una de las constantes en el mundo del vino es el envejecimiento de este. La mayoría de las personas generalizan, erróneamente, que los vinos van mejorando con el pasar de los años e incluso dejan sus vinos, sin importar del que se trate, para “un momento especial”. Hecho que no siempre llega.

 

La labor de un sommelier es brindarle al comensal una guía para que disfrute el vino de la mejor manera y uno de los aspectos a considerar es el tiempo, de manera inherente. Es por ello, que la añada es uno de los aspectos primordiales a observar al elegir un vino.

 


Copa tirada con vino tinto

No todas las personas envejecemos igual, en mi caso, los años me han moldeado con mano firme y me han vuelto más duro de carácter, pero me han agraciado (o al menos eso es lo que dicen). Eso mismo pasa con los vinos, unos se ven favorecidos y otros simplemente no superan la etapa de la juventud.

 

El inicio del año (2024) nos ha dado noticias que develan el paso del tiempo, desde familiares que han partido, hasta amistades que se vuelven más sólidas con el pasar de cada vivencia. Esto mismo ha pasado con el primer vino del año.

 

En la etiqueta se vislumbra “2018”, bajo el nombre de su origen que sugiere debe tener un potencial de guarda de entre 4 y 6 años con lo cual supuse que aún podía encontrar un vino en su pico, en ese momento en el que aún no empieza a fallecer.

 

Al tomar la botella y comenzar a descorchar, un ligero rechinido con una pequeña oposición al paso del tirabuzón me comenzaba a dar mala espina, pero al retirar por completo el corcho, éste aún presentaba suficiente humedad para suponer que se había guardado de buena manera.

 

Tomé una copa, una adecuada, y comencé a servir el vino develando esa tonalidad característica de la uva sangiovese, pero no de una manera genérica, más bien denotaba una cromática que ya hablaba de un vino más viejo de lo que era. Esto fue una grata sorpresa.

 

Posteriormente, en un acto automatizado acerqué la copa sin rotarla para poder percibir la intensidad aromática para notar que era un vino cerrado, que me estaba suplicando por tiempo para poder despertar en su máxima expresión. Súplica que correspondí y mientras esperaba a que estuviera listo me puse a conversar con mis acompañantes.

 

bosque con hongos

Ciruela pasa y orégano, esos fueron los primeros aromas percibidos cuando volví a la copa olvidada. Poco a poco fue mostrando esencias que recordaban al romero como si de una cocina se tratase y un toque que me llevaba de paseo al bosque húmedo: hongos y musgo.

 

Ojalá toda la experiencia olfativa se hubiera quedado en un tenor placentero, pero no fue así. Al oxigenar la copa, de pronto mi paseo se tornó amargo recordándome a un tabaco húmedo y olvidado o al cartón que se humedece con el pasar del tiempo. Desgraciadamente confirmé que el tiempo ya estaba mostrando su paso con lo oxidativo del vino.

 

Ni hablar, este tipo de cosas suceden y a pesar de que la nariz ya denotaba un cansancio de parte del vino, decidí darle un sorbo. Para mi sorpresa, en el paladar fue más placentero, porque si bien ya presentaba un ligero desbalance en el alcohol, lo sedoso de los taninos y la acidez aún con cierta vida, le ayudaron bastante.

 

En general puedo describir a este vino como una persona con talento, bien agraciado y de un carácter firme que con la inclemencia de los años se volvió en un ser viejo y cansado. Resaltar que no está del todo mal, pero ya pasaron sus mejores años.

 

Guardaré otra botella a descorchar pronto para ver si se lleva mejor con algo de comida en acompañamiento. Quizás opte por un pollo rostizado o una pizza con hongos, el momento lo dirá.

 


Rosso di Montalcino 2018 y copa
Nombre del vino: Rosso di Montalcino.
Añada: 2018.
Origen: D.O.C. Rosso di Montalcino, Italia.
Productor: Donatella Cinelli Colombini.
Uva: Sangiovese.
Guarda: 6 meses roble.

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